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Cuando la crisis sociosanitaria generada por el coronavirus golpeó a nuestro país, quedó en evidencia la realidad que vivían las personas mayores residentes en los Establecimientos de Larga Estadía para Adultos Mayores (ELEAM). Es por esto que Simón de Cirene, el mundo privado, el Estado y la sociedad civil, en conjunto, decidieron buscar mecanismos y diseñar estrategias para combatir las consecuencias en la salud y la vida de las personas mayores que viven institucionalizadas.
Durante meses, todos los actores que nos comprometimos con este desafío, trabajamos para tomar acciones con impacto real en el contexto de la pandemia, implementando líneas de acción destinadas a disminuir o prevenir los contagios y mitigar los efectos del COVID-19 en los residentes y funcionarios de los ELEAM a lo largo del país.
Este gran proyecto fue posible gracias a la mirada mancomunada, con foco en la colaboración, donde nuestro rol como Simón de Cirene fue promover la buena gestión, la construcción de estos vínculos y los canales de comunicación entre el mundo privado y público. Sin lugar a duda, esta empresa no habría podido ser ejecutada sin el férreo compromiso del equipo humano involucrado, que sacrificó tiempo, salud y energía por un bien superior: resguardar la calidad de vida de aquellos que estaban más afectados por la pandemia.
Entre las acciones que se llevaron a cabo, se establecieron beneficios para los ELEAM a largo plazo, a través de protocolos y guías de recomendaciones para un buen manejo de la pandemia, en torno a la salud y el cuidado. Así se logró monitorear a más de 1.200 ELEAM en todo el país, se implementó el testeo preventivo –clave para la detección temprana de brotes–, se distribuyeron elementos de protección personal (EPP) y se testeó a más de 31.000 residentes y a más de 21.000 funcionarios, con PCR y test de antígeno.
Para que todas estas acciones lograran el impacto deseado en la prevención y control, incorporamos instancias de capacitación en etapas claves del proceso. En este sentido, un equipo de supervisores técnicos regionales (todos profesionales de la salud) entregó asesoría técnica en terreno y vía remota, se habilitaron 59 residencias espejo transitorias (RET) y se contrataron más de 43.000 turnos de 12 horas de técnico/profesionales en reemplazo del personal a cargo del cuidado de residentes. Estos equipos incluían cuidadoras(es), enfermeras(os), kinesiólogas(os), TENS, auxiliares de aseo, manipuladoras(os) de alimentos y auxiliares de lavandería.
Las acciones de mitigación y prevención, sumadas a factores externos, como un mejor manejo de la pandemia, el plan de vacunación implementado por el gobierno y las medidas de autocuidado, permitieron frenar la evolución de casos confirmados por el COVID-19 al interior de los ELEAM y, a su vez, evitar que estas residencias experimentaran aumentos exponenciales de contagio. De este modo, salvando vidas debido a la disminución importante de casos, brindando apoyo, cuidando y no abandonando a quienes más lo necesitaban en ese momento, es decir, las personas mayores de nuestro país.