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El adultocentrismo propone una relación asimétrica entre distintas generaciones, imponiendo a los adultos como superiores sobre los niños, niñas, adolescentes y adultos mayores, quienes quedan en una posición de subordinados ante ellos (Nicole Norambuena, 2016). Esta forma de ver a los niños, niñas y jóvenes (NNJ) no permite entender la realidad de la infancia desde su propia lógica, sino que lo ve como personas que están en preparación para ser adultos. Por lo que deben imitar la forma de vida de los adultos, lo cual es una visión arcaica.
Ha cambiado la perspectiva de la infancia, pues a partir de los niños, niñas y adolescentes (NNA) ya no se consideran propiedad de los adultos, sino que son seres humanos titulares de sus propios derechos. A pesar de que este cambio de paradigma se comenzó a instalar hace más de 30 años, ha sido un proceso muy lento y aún estamos lejos de ser una sociedad no adultocéntrica.
Un claro ejemplo es lo que se ha visibilizado con la pandemia, donde existen permisos especiales para personas mayores, personas en situación de discapacidad y mascotas, pero no existe un permiso para que los NNA se puedan recrear en las plazas, ni jugar afuera de sus casos. De hecho, los juegos de los parques se han mantenido clausurados y no se han buscado soluciones a estos problemas.
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), 4.891.092 estudiantes de todos los niveles en Chile se han visto afectados por la suspensión de actividades presenciales en las instituciones educativas.
Además, representan un factor de estrés para padres, madres y cuidadores que se ven obligados a buscar nuevas opciones de cuidado o dejar de acudir al trabajo. La situación de confinamiento puede también incrementar riesgos de protección en NNJ debido a situaciones de vulnerabilidad socioeconómica, malestar psicosocial o violencia. Sin embargo, la pandemia también puede traer oportunidades y desafíos que faciliten la promoción y protección de derechos, por ejemplo, al pasar más tiempo en familia.
Para fomentar una sociedad no adultocéntrica y promover el cumplimiento de los derechos de los niños, niñas y adolescentes es importante conocer estos derechos para luego verificar qué estrategias y actividades pueden promover su cumplimiento.
A continuación, nombramos los derechos de los niños, niñas y adolescentes (NNA):
Ahora que ya conocemos los derechos de los NNA, surgen preguntas interesantes: ¿Tenemos suficientes estrategias para sobrellevar esta crisis sanitaria respetando los derechos de los niños, niñas y jóvenes?
El derecho a expresarse libremente y el acceso a la información considera tener su propia cultura, idioma y religión. Pedir y difundir la información necesaria que promueva bienestar y desarrollo como personas. Que sus intereses sean lo primero a tener en cuenta en cada tema que les afecte, tanto en la escuela como en los hospitales, ante jueces, parlamentarios u otras autoridades políticas. Expresarse libremente, ser escuchados y que su opinión sea tomada en cuenta.
El derecho a una vida segura y sana considera tener una vida digna y plena, más aún si se tiene una discapacidad física o mental. Descansar, jugar y practicar deportes. Vivir en un medio ambiente sano y limpio y a disfrutar del contacto con la naturaleza. Participar activamente en la vida cultural de su comunidad, a través de la música, la pintura, el teatro, el cine o cualquier medio de expresión.
Para ser una buena compañía para los niños, niñas y jóvenes durante la pandemia es fundamental conocer y profundizar en cómo ha sido esta crisis sanitaria para ellos, escucharlos y observar cómo nos relacionamos con ellos en estas condiciones. Reconocer el estado actual facilitará la búsqueda de estrategias para saber cómo abordar, como adultos, el acompañamiento hacia los NNJ y cómo podemos responder a sus necesidades y características particulares.
Para ello es importante preguntarles cómo están, cómo se sienten e invitarlos a participar de las conversaciones diarias. Una buena forma de generar estos espacios de escucha es a través de la expresión artística o a través de cuentos, videos, fotografías y dibujos. Relacionado a lo anterior, han surgido diversos concursos e iniciativas que invitan a los NNJ a enviar relatos, cuentos e historias de cuarentena, donde pueden expresar sus sensaciones a través de la ficción, creatividad y fantasía.
“Empezamos a compartir más como familia. Por primera vez mi papá, que trabajaba como temporero, estaba mucho más tiempo con nosotros en casa. Eso me pone muy feliz porque mi grupo familiar está completito”, escribió Francisca, de 10 años, en el concurso de Editorial Amanuta.
Según el relato de Francisca, los NNJ han recibido un buen trato por parte de sus cuidadores a pesar de notar el estrés en los adultos por la contingencia. Esto debemos seguir fomentando, creando espacios de contención, participación y mantener un buen trato con las personas. Si es que estamos estresados, es importante identificarlo y no llegar al límite en situaciones que ponen a prueba la paciencia. Es importante no sobrepasarse para no caer en la rabia. Hay que recordar que los NNA también están pasando por un momento difícil y privados de compartir con otros individuos.
Lo anterior tiene relación con el derecho a una vida segura y sana, lo que incluye descansar, jugar y practicar deportes. Para cumplir con esto y no sobrepasarse como adultos, recomendamos planificar actividades para el día a día que abarquen las necesidades de la vida sana.
Sabemos que tanto para los niños y niñas y adolescentes como para los adultos no es fácil sobrellevar la pandemia. Sin embargo, es importante mantener la paciencia, el cariño y la escucha con los NNA porque puede ser una oportunidad para compartir más con ellos, conocerlos y escucharlos, lo que puede tener repercusiones positivas en su desarrollo personal.
Socióloga con experiencia en creación y gestión de proyectos relacionados a Infancia, Educación y Medioambiente. Trabaja en Simón de Cirene desde agosto del 2019 en proyectos sociales, relacionados a Infancia y Adulto Mayor. Fue voluntaria del museo Violeta Parra (2019) en el área de educación. Realizó sus prácticas profesionales en estudios de pautas de crianza indígenas y chilenas con el CIIR, y en explorar cómo integrar culturas migrantes en el Museo de La Ligua.