Puedes probar con estas búsquedas
En nuestra vida nos mantenemos en constante relación, relación con personas, con entornos, emociones, ideas y desafíos. Frecuentemente estamos en relación, y por mucho que quisiéramos aislarnos de la realidad y mantenernos indiferentes a la constante dinámica de la vida esto no sería posible.
Desde el yo, estoy inmerso en un otro diferente a mí que siempre agregará a mi experiencia del ser una novedad. La realidad en relación siempre tendrá una reacción, consciente o inconsciente, que afecta al ser.
La conciencia del ser y el continuo hacerse del ser, enriquecida por el entendimiento que le da realidad, nombre y memoria a esos encuentros con ese otro diferente a mí, despierta en el yo una experiencia que le agrega novedad a mi consciencia del ser siendo.
En esta dinámica en relación estamos en constante participación; participamos del mito, de la historia, de la ciencia, de la sociedad, de la vida del otro, etc. Sí, se participa por el sólo hecho de ser en el mundo / cosmos, pero ¿se es siendo protagonista? ¿se es siendo influencia consciente? ¿se es siendo con el otro y consciente del otro? ¿se es siendo o simplemente se es sin más?
Justamente el desafío de nuestro ser siendo en Simón es de ser protagonista, influencia positiva y reflexiva, consciente del otro y los efectos que podemos generar. Participar de la sociedad, la historia y el otro, generando un impacto transformador deseado que beneficie a los diferentes actores de la relación.
Más aún, nuestro ser siendo en Simón nos interpela a ser siendo desde la empatía, “sin afecto no hay efecto”, de tal manera que nuestra relación con el otro debe ser consciente, cercana y con simpatía; nuestra relación con las personas, los entornos, las emociones, ideas, desafíos, en fin, se realiza desde el protagonismo, con un anhelo determinado “una sociedad que se construya a sí misma. Donde las empresas y organizaciones sean protagonistas de su propio desarrollo y el de su comunidad”.
Ser siendo desde la empatía le da valor a nuestro profesionalismo, es más, nos hace galantes del yo y del otro siendo promotores del nosotros.
Bachiller en filosofía de la UAH y Teólogo de la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá). Amplia experiencia con comunidades.