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En los últimos años se ha visto la importancia de mejorar la conexión entre las empresas y sus entornos. De cómo se puede crear valor compartido al conectar los talentos, orden interno y otros recursos de la empresa con la creatividad, las necesidades y las oportunidades que se generan en la comunidad, lo que permite desarrollar el potencial social del territorio. Creemos que la mejor forma de conectarse es a través de sus propios trabajadores. En este artículo te propongo una conexión de forma horizontal, humana, de iguales condiciones entre la empresa y su comunidad.
Al escuchar hablar de voluntariado corporativo posiblemente se nos viene a la mente un evento en que algunos trabajadores se juntan a pintar una pared, arreglar la plaza o celebrar una navidad. Muchas veces es coordinado por un grupo de trabajadores motivados con apoyo también del área de recursos humanos. Se busca algo que salga fácil para el equipo participante, que no necesariamente es lo que necesita realmente esa comunidad ni mucho menos se alinea a la estrategia de la empresa. Estas son acciones muy positivas y queremos que sigan pasando, son grandes pasos.
Pero cuando un voluntariado en la empresa se planifica en conjunto con la comunidad a ser impactada, donde ambos levantan las necesidades en base a la realidad local y al presupuesto disponible por la empresa, cuando ese plan está respaldado por la gerencia y motivado a través de sus líderes, cuando la acción a implementar conversa con la estrategia del negocio… ahí es cuando se produce la magia. Ahí es cuando, a través de pequeñas voluntades, se logra construir un programa sustentable en el tiempo que le aporta valor, tanto al territorio a impactar como a la empresa.
Podemos lograr un vínculo horizontal con el entorno social a través de los propios trabajadores, al involucrarlos en los procesos de decisión, de mejoras y en el logro de resultados. El voluntariado corporativo le pone el rostro del trabajador Juan o de la trabajadora María a la empresa, lo que es muy importante, especialmente para comunidades vulnerables que necesitan saber que cuentan con un vecino real, no una gran institución de desconocidos.
Tenemos muy buenos ejemplos en Simón de Cirene al realizar mentorías a emprendedores con trabajadores voluntarios de empresas, o que postulen juntos, trabajadores y organizaciones sociales, a un fondo concursable que entrega la misma compañía.
Ingeniera Comercial PUC con 20 años de experiencia en organizaciones del mundo privado, público y social. Los últimos 5 años en la Corporación se ha dedicado a asesorar y acompañar a empresas y organizaciones a fortalecer sus comunidades y aumentar el Valor Compartido en el territorio.